Fundación Xcalibur: una fundación con ADN transformador.
Javier Lezcano: “El deporte puede cambiar una vida. Pero también puede cambiar un país”
No todas las fundaciones nacen igual. Algunas surgen del impulso de personas que han vivido una realidad dolorosa en primera persona, una enfermedad, una injusticia, una experiencia transformadora, y deciden ponerle remedio. Otras, como la Fundación Xcalibur, desde el sentimiento de compromiso social para asumir un papel que va mucho más allá de un negocio.
Xcalibur es una fundación corporativa. Eso significa que está vinculada a una empresa, una compañía global especializada en geofísica aérea, pero que actúa con autonomía, con su propia presidencia, dirección ejecutiva y criterios de impacto social.
Su modelo combina la excelencia de una organización con el compromiso social: apuesta por la educación, sostenibilidad, seguimiento, impacto real. Esta entrevista con su director ejecutivo, Javier Lezcano, lo demuestra.
1. ¿Qué te llevó a comprometerte con la Fundación Xcalibur y cómo ha evolucionado tu enfoque desde entonces?
La Fundación Xcalibur nace del alma de dos mujeres, María José Toro y Laura Blanco, que sintieron que una empresa con presencia en todo el mundo, incluidos países en vías de desarrollo, debía devolver algo a esas comunidades.
Yo llegué desde el principio para construir la fundación con ellas, y desde entonces hemos tenido claro que el eje debía ser la educación y la formación, especialmente en la infancia y la juventud. Porque solo a través de la educación se cambia una sociedad desde dentro. A eso le sumamos el deporte, que no es un añadido: es una herramienta poderosísima de transformación.
2. ¿Por qué habéis decidido lanzar esta causa en iHelp? ¿Qué os motivó a usar una plataforma de crowdfunding solidario?
Desde fuera, veíamos iHelp como una comunidad muy seria, con un enfoque diferente. No se trata solo de pedir ayuda: se trata de conectar con personas que creen, que se comprometen. Lo que buscamos en iHelp no es cubrir el 100% del presupuesto, sino involucrar a más personas en el proyecto, abrir una nueva vía de colaboración. Por ejemplo, en Congo estamos trabajando para ofrecer algo tan básico como una merienda diaria a los niños. Parece poco, pero cambia mucho.
La Fundacion Xcalibur tiene abierto actualmente en iHelp la causa:
BASKET4All: transformando vidas a través del baloncesto
3. ¿Qué os llevó a poner en marcha Basket4All en un lugar tan desafiante como Kinshasa?
Fue una mezcla de cosas: la intuición, la necesidad vista sobre el terreno, y también la experiencia previa. En lugares como Kinshasa, donde los niños crecen sin apenas oportunidades, un balón puede ser el principio de todo. No hablamos solo de deporte: hablamos de respeto, compromiso y esfuerzo, de autoestima, de salud. Un balón, un entrenador, la labor fundamental de un trabajador social que se encarga de la gestión educativa y emocional de estos chicos y chicas y una rutina pueden hacer muchísimo.


4. Hay quien ve el deporte solo como juego, pero vosotros lo convertís en motor de cambio. ¿Qué lo transforma en una oportunidad real?
El deporte, bien planteado, es la mejor herramienta de educación no formal que existe. Enseña esfuerzo, compañerismo, superación, respeto. Y lo hace de forma natural, sin sermones. Nosotros trabajamos por valores: cada mes, en nuestros programas, se entrena un valor específico. Uno. Todo el equipo lo vive: entrenadores, niñas, niños, familias. Y eso se nota. En Uganda, por ejemplo, conseguimos reducir la ansiedad y la exclusión escolar de las niñas solo con un proyecto de educación menstrual acompañado por deporte. El deporte enseña comunidad.
5. El proyecto pone un énfasis especial en las niñas y en romper las barreras de género. ¿Qué significa eso en países como la República Democrática del Congo?
Allí significa empezar desde cero. Las niñas tienen más barreras, menos oportunidades, menos referentes. Pero nosotros no queremos que los niños queden fuera: trabajamos con ambos porque el cambio es colectivo. Nos centramos en los valores de género, sí, pero desde una perspectiva inclusiva. En todas nuestras escuelas socio-deportivas, el proyecto es 50-50. Porque no se trata de sustituir, sino de sumar.


6. ¿Qué mensaje darías a alguien que entra en iHelp y duda de si su donación puede marcar la diferencia?
Cambiar una vida no requiere millones. A veces basta con una merienda. O con unas zapatillas. Nosotros trabajamos con niños que viven en chabolas sin agua ni luz. Y les cambiamos la vida: a ellos, a sus familias, a sus comunidades. Porque cuando tú donas, estás dando dignidad.
7. ¿Qué lugar ocupa la sostenibilidad en vuestros proyectos?
Un lugar central. Nosotros partimos de una cofinanciación: una parte viene de la empresa matriz, otra la buscamos activamente. ¿Por qué? Porque los proyectos que no tienen sostenibilidad económica mueren pronto. Y eso lo sabemos bien. Queremos que cada proyecto tenga vida propia, más allá de una ayuda puntual. Queremos que escale, que crezca, que inspire.
8. ¿Cómo puede el sector privado implicarse más en la cooperación internacional?
Las empresas tienen un papel decisivo. Muchas ya están obligadas por ley a presentar memorias de responsabilidad social. Pero más allá de la obligación, está la oportunidad: asociarse a un proyecto que tenga sentido. En nuestros programas en Uganda, Congo o Colombia, cada empresa que ha participado ha salido fortalecida, porque se ha involucrado de verdad. Y eso genera un círculo virtuoso: ven el impacto, se entusiasman, contagian a otros.
9. ¿Qué te inspira a seguir en este camino?
Yo creo en los pequeños cambios con efecto multiplicador. He visto niños y niñas sin esperanza, sin ilusión, y participar en nuestros programas les ha cambiado, han pasado de entrenar descalzos a estudiar en otro país con una beca. Eso no lo olvidas nunca. Cambiar una vida es enorme. Y si lo haces con coherencia, con cuidado y con alegría, incluso en medio de tantas dificultades, te cambia también a ti. Sin olvidar el extraordinario equipo que hemos formado en la Fundación, profesionales tremendamente comprometidos, que sienten y viven lo que hacen y lo que aportan con su trabajo a este fin que es tan importante, del cual nos sentimos tan orgullosos.